Por esta zona existen numerosas bardas, que constituyen paisajes singulares, donde se asocian zarzas, rosales silvestres, majuelos, otros arbustos y muchas veces endrinos, para constituir masas arbustivas, en algunas ocasiones impenetrables. En ellas anidan y se alimentan muchas especies de aves, sirven de refugio del sol, del agua y del viento a mamíferos silvestres y domésticos, e incluso forman setos que separan fincas rústicas.
En relación con este tema, nos parece muy interesante esta publicación de Daniel Climent sobre etnobotánica del endrino, publicado en Métode.
Los endrinos
Son arbustos de la familia de las Rosáceas cuyo nombre científico es Prunus spinosa L.
Suelen alcanzar entre 1 y 2’5 m, pierden las hojas en invierno (caducifolios), su aspecto es ramoso y tienen espinas. Se comportan de forma invasiva y son plantas muy rústicas que soportan bien el frío y el calor.
Las ramas y troncos presentan una corteza de color pardo grisácea, con laminillas pardas o pardo oscuras que terminan en una espina rígida.
Las hojas tienen forma de huevo, pero con la parte del ápice más ancha que la base (obovadas), subagudas y con margen aserrado. Su color es verde mate, con algo de pilosidad por el envés y lampiñas por el haz.
Estos arbustos florecen a finales del mes de abril o principios del mes de mayo. Las flores surgen antes que las hojas, en fascículos o solitarias y sus pétalos son de color blanco.
Existe una creencia de que estos arbustos florecen cuando ha concluido el periodo de heladas. Podemos asegurar que esta afirmación no se cumple todos los años en esta zona de montaña, además, hay algunos años, que los endrinos no fructifican por las heladas.
Las endrinas
Las endrinas maduran a principios del otoño y permanecen mucho tiempo en los árboles, a veces hasta bien entrado el invierno. Son una interesante fuente de alimento para muchas especies de aves y mamíferos.
Son pequeñas, miden entre 5-8 mm de diámetro, de forma subglobosa y de color azul oscuro o negro violáceo. La piel está cubierta uniformemente por pruina blanca.
La parte comestible (el mesocarpo) es estrecho, de color verdoso amarillento. Su sabor es agridulce, parecido al de las ciruelas negras pero menos dulce, más ácido y algo áspero. La sensación de aspereza al paladar se debe a los taninos que contienen, al ir madurando disminuye su concentración. Las endrinas saben mejor después de recibir alguna ligera helada.
El hueso, endocarpo, es relativamente grande, liso o algo rugoso y aquillado.
Como todos los frutos del bosque las endrinas son una interesante fuente de fibra, de potasio, hierro, calcio, vitamina C, taninos y antioxidantes (antocianina y carotenoides).
Curiosidades
Por esta zona se utilizan para elaborar aguardiente de endrinas, introducimos endrinas (sin rabo, sanas, bien maduras y lavadas) hasta las tres cuartas partes de una botella de cristal, añadimos una copa de anís dulce y rellenamos con aguardiente de vino. Se tapa con corcho natural y se deja macerar y reposar en la oscuridad durante 8 ó 10 meses. Después colamos el líquido y lo pasamos a otra botella de cristal. Se toma frío pero sin hielo.
Los endrinos también se les llama espinos negros. Como su madera es muy dura y resistente se utilizan habitualmente para hacer bastones artesanos de aspecto nudoso.
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