Icono del sitio Huerta del Corneja

Injertos de hendidura simple en ciruelo

injerto de hendidura simple

El abuelo adquirió un pequeño ciruelo japonés (Prunus salicina) en un vivero. Le hizo una poda de formación y creció sin problemas durante cinco años en la huerta, sin embargo su floración era muy temprana y todos los años se helaban las flores o los pequeños frutos y las pocas ciruelas que llegaban a madurar no tenían calidad para el consumo.



El año pasado decidió injertarlo de cerezos y ciruelos autóctonos.

Ciruelas y cerezas que pretendemos obtener

El injerto

Con una sierra de mano cortó las cinco ramas principales del ciruelo. Dice que es importante que los cortes sean limpios y tengan una pequeña inclinación. Después, con la parte recta de una rozadera, hizo una hendidura, de unos 4 cm y perpendicular, en cada uno de los cortes.
El sistema elegido fueron cinco injertos de hendidura simple con dos púas. Este tipo de injerto os lo describimos en la entrada del injerto del cerezo silvestre. La forma de colocar las púas en el patrón, de procurar que los cambium de las cortezas del patrón y de la púa coincidan en la máxima superficie posible, la utilización de cinta aislante y de mastic cicatrizante impermeable, son puntos importantes que ya hicimos entonces y que volvemos a realizar en este caso.
Injertamos tres ramas del patrón con tres variedades de cerezos, colocando dos púas de la misma variedad por rama. En las otras dos ramas pusimos cuatro púas de un ciruelo europeo autóctono que tenemos en la huerta que, por ser muy tardío, produce todos los años excelentes ciruelas negras.
Este fue el resultado final del injerto múltiple en el ciruelo japonés. Lo hicimos a finales del mes de marzo.

Un mes más tarde este era el estado de nuestros injertos. Ya se observaba actividad en algunas yemas.

En el mes de mayo tomamos la siguiente fotografía, ya podemos predecir, con cierta certeza, los éxitos y los fracasos.

Un mes más tarde confirmamos que han prendido tres cerezos de dos variedades distintas y una púa del ciruelo.

Es agosto, las púas prendidas han crecido tanto que necesitamos colocar unos tutores para sujetar los tiernos brotes.

En septiembre ya han alcanzado su crecimiento máximo en este año.

Este es su estado en invierno.

Próximamente, cuando acabe el periodo de heladas, le haremos la primera poda de formación.
En la siguientes tiras de fotos vemos la evolución en una de las púas del cerezo, en los meses de abril, mayo y enero del año siguiente.

Este es el injerto prendido del doble cerezo en abril, mayo y enero del año siguiente.

En las siguientes vemos la evolución del ciruelo en los meses de mayo, junio y enero del año siguiente.

Aunque no ha sido un éxito total, esperamos que de un ciruelo japonés, del que llegamos a probar en cinco años tres o cuatro preciosas e insípidas ciruelas, obtengamos ciruelas negras y un par de clases de cerezas.
Pensamos que los fracasos en varios injertos de ciruelos se debieron a los distintos estados vegetativos de las púas de un ciruelo muy tardío y del patrón que es un ciruelo muy temprano. En el caso de los cerezos hemos tenido éxitos con las púas de la zona y han fracasado las que nos proporcionaron de otros sitios.

Curiosidades

Cuando se le pregunta al abuelo sobre compatibilidad de injertos siempre dice “hueso sobre hueso y pepita sobre pepita”. No es lo que dicen los tratados más modernos de fruticultura pero en este caso ha demostrado que injertando sobre un patrón de hueso dos púas de hueso (ciruelo autóctono y cerezo) han prendido y con más fuerza los cerezos.




5/5 - (8 votos)
Salir de la versión móvil