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Priscos, una fruta medieval

prisos

priscos amarillos

Ya sabéis que esta página web pretende mostraros cómo cultivamos en nuestra huerta de montaña frutas, verduras, legumbres, hortalizas, flores y otros productos, para el consumo familiar, basándonos en los conocimientos que tiene el abuelo de la agricultura tradicional y en las variedades autóctonas.

Priscal

Pues bien, en la huerta también cultivamos unos árboles frutales que denominamos priscales, de los que cosechamos priscos. Con estos nombres se conocen en todos los pueblos de la zona norte de la sierra de Gredos desde hace cientos de años y pensábamos que era un localismo.





En el diccionario de la RAE, priscal es “un lugar en el campo donde se recogen los ganados de noche» y prisco es “el fruto del prisco”, R. Cambra, en 1984 (1) estudia las distintas variedades y denominaciones de los melocotones (Prunus persica) y propone la siguiente nomenclatura en España:

Piel Carne Hueso Nombre
Vellosa Dura Adherido Durazno
Vellosa Blanda Libre o semilibre Prisco
Lisa Dura Adherido Bruñón
Lisa Blanda Libre o semilibre Nectarina

Los priscos, para este autor, serían todos los frutos de variedades de epidermis vellosa, carne blanda o semiblanda y hueso libre o semilibre.
Este vocablo ya se utilizó en el siglo XIV en España por el Arcipreste de Hita y se utiliza en otros países como Argentina, México, Guatemala, Uruguay, Venezuela, Bolivia o Chile.

Priscal en flor

En relación con las variedades autóctonas cultivadas en esta zona la denominación de priscos coincide con la propuesta de Cambra, pero el resto no, los duraznos aquí se llaman melocotones y los de piel lisa con carne blanda y hueso libre se denominan briñones, no hay variedades con frutos de piel lisa, carne dura y hueso adherido.
Animados por estos hallazgos vamos a contaros cómo son nuestros priscos.

Priscal en la huerta

Los priscales

Son árboles de la familia de las rosáceas con hoja caduca que se cultivaban, como cultivos secundarios, en las lindes de casi todas las huertas de la zona. Aún hoy son frecuentes.
En la vertiente norte de la sierra de Villafranca, a 1500 m de altitud, entre sauces, nogales y robles que crecen, en lo que debió ser una antigua huerta abandonada hace más de 50 años, hemos localizado un priscal en perfecto estado vegetativo y que fructifica casi todos los años.

Poda en otoño

Los reproducimos por semillas, sembrando los huesos. No los injertamos.
En relación a las labores, poda y cuidados son las mismas que ya os contamos en la entrada de los briñones.
Estos árboles autóctonos, ayudados por las horas de frío y el clima de la zona, fructifican aquí casi todos los años. Su floración es tardía, en el mes de mayo y esto posibilita que las heladas no acaben con las cosechas. Las flores surgen antes que las hojas y son de colores rosáceos. Es un espectáculo observar estos árboles rosas en primavera.

Flores de prisco

Tenemos nueve priscales de diversas edades y de dos tipos distintos, la mayoría dan priscos de carne amarilla y otros de carne blanco-verdosa. Creemos que la variedad más antigua es la de carne verdosa.

Priscos amarillos

Los priscos

Los frutos son drupas y no maduran hasta bien entrado el mes de octubre. Han de cosecharse uno a uno, con las manos, pues si caen al suelo se golpean y al tener la carne blanda se dañan y se pudren con facilidad.
Sabemos que están maduros porque se desprenden fácilmente del árbol y están blandos al hacer una ligera presión con los dedos.

Prisco maduro

La piel es fina y aterciopelada al estar cubierta de vellosidades que llamamos pelusa.
Son frutos de tamaño medio, de unos 18 cm de circunferencia, con forma subesférica y con una cavidad al rededor del pedúnculo y una sutura en un lateral. presentan una depresión en la zona del pedúnculo que continúa con un surco marcado en un lateral.

Priscos amarillos recolectados

Utilizando ambas manos, haciendo presión con los dos dedos pulgares en la zona de unión de la fruta al árbol, los abrimos con facilidad en dos mitades y comprobaremos que se desprende el hueso.
La carne es de textura blanda y muy jugosa. El sabor es agradable muy dulce y ligeramente ácido. Son muy aromáticos.

Recolección de priscos de la variedad amarilla

Los priscos amarillos maduros tienen este color en más de la mitad de su superficie y el resto es rojo. La carne es de color amarillo brillante y en la zona próxima al hueso la carne es roja.
Los priscos verdes maduros son de color verde amarillento y presentan una pequeña zona coloreada de rojo. La carne es de color blanco verdoso y las zonas próximas al hueso no son de color rojo. Algunos priscos de esta variedad tienen un ligero sabor amargo.

Priscos verde y amarillo

Consumo

Los consumimos en fresco y también elaboramos con ellos mermeladas.
Son frutas que siguen madurando después de recolectarlas (climatéricas) y como tienen la carne blanda se conservan con dificultad. Esta es una de las razones por las que es casi imposible que los encontréis actualmente en el mercado. Se conservan mejor en el frigorífico.

Truco del abuelo

Aunque son árboles muy longevos, las ramas de los priscales se fracturan y rasgan con facilidad por el viento y por el peso de la fruta y de las ramas. Si los árboles tienen demasiada fruta, elimina manualmente muchos priscos jóvenes (aclareo), además él siempre tiene preparadas horquetas de madera de diversos tamaños, las clava en el suelo y apoya sobre ellas las ramas. Es su truco para conseguir que los frutos permanezcan en el árbol hasta su maduración y que posibilita la conservación de los árboles durante muchos años.
En las siguientes tiras hemos fotografiado las flores y los frutos jóvenes de nuestros priscos amarillos y verdes.

(1) R. Cambra. Denominaciones el melocotón. 1984. Aula DEI num. 13.

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