Actualmente y durante casi todo el año encontramos en el mercado ciruelas con buen sabor, jugo abundante y excelente aspecto, producidas, en general, en ciruelos de variedades «japonesas» que son originarios de China (Prunus salicina).
Los ciruelos de origen europeo (Prunus domestica) están más adaptados al clima continental, sus ciruelas no tienen un aspecto tan uniforme y para consumirlas debemos cultivarlas o adquirirlas, en temporada, en mercados locales. Entre estas ciruelas hay unas de color verde claro (claudias) y otras moradas (prunas).
Hace unos años compramos en una tienda un ciruelo japonés, resultó un fracaso. Los años que florecía lo hacía muy temprano con lo que se helaban flores y frutos. Después de mantenerlo unos años hemos cortado sus tres ramas principales donde practicamos unos injertos de corona con nuestros ciruelos claudios y cerezos.
En la huerta del Corneja cultivamos dos variedades de ciruelos de origen europeo.
Las ciruelas claudias
Tenemos cinco ciruelos que producen ciruelas de esta variedad, no están injertados. Su origen son vástagos de un solo ciruelo que hemos ido trasplantando a otras zonas.
Estos ciruelos están muy adaptados a las condiciones climatológicas de la zona y al recibir muchas horas de frío y autopolinizarse producen casi todos los años unas ciruelas excelentes que maduran a finales del mes de agosto o principios de septiembre.
Nuestras ciruelas claudias son de tamaño medio, entre 3 ó 4 cm, con forma redondeada ligeramente asimétrica, por un lado presentan una sola costilla, piel apergaminada y gruesa recubierta de pruina (tenue recubrimiento céreo) gris violácea. Su color es verde amarillento apagado, en las zonas donde reciben luz solar directa es frecuente la presencia de un chapado de color calabaza salpicado de manchas de color carmín.
Cuando están bien maduras su carne es firme, con poco jugo, sabor muy dulce, almibarado y nada ácidas. Además en este momento tienen un perfume inconfundible y único de “ciruelas maduras”.
Se abren sin dificultad utilizando los dedos y su hueso, pequeño y ovalado, se separa perfectamente de la carne.
Por las características descritas pensamos que nuestras ciruelas son la variedad Reina Claudia Tardía.
Todas las ciruelas son climatéricas (siguen madurando después de separarlas del árbol), pero el sabor y olor de las que finalizan la maduración en el árbol, no tienen nada que ver con las que se cogen inmaduras, porque se consumen con buen aspecto pero en muchos casos sin llegar a madurar.
Plagas
Las plagas que le afectan en este momento son el agusanado de la fruta y a veces, los años que hay pocas moras de zarzal, los pájaros.
Si es necesario cubrimos los ciruelos con redes antipájaros, como os explicamos en la entrada de los cerezos.
Trucos del abuelo
Como tenemos podados los ciruelos para que su porte sea pequeño, cuando comienzan a madurar las ciruelas movemos el árbol sujetando el tronco con ambas manos, así caen casi todas las que tienen gusano y las desechamos. Unos días después colocamos una tela alrededor del tronco, atada sobre cuatro varas de forma que no toque el suelo, evitando así que se golpeen al caer. Cuando las ciruelas estén bien maduras, las encontraremos caídas en perfecto estado sobre la tela. Podemos mover ligeramente el tronco e ir recogiendo las ciruelas almibaradas que se irán desprendiendo en el momento justo.
Si queremos conservarlas algunos días las cogemos directamente del árbol, cuando se desprendan con facilidad, manteniéndolas en un lugar fresco y oscuro.
Consumo
Las ciruelas son ricas en fibra soluble, hidratos de carbono (entre 36 y 52 Kcal/g), provitamina A, vitamina E y potasio. Está demostrado que su consumo tiene una leve acción laxante y es un alimento muy recomendable en casos de estreñimiento debido a la acciones conjuntas de varios de sus componentes: la pectina (aumenta el volumen de las heces al absorber agua en el intestino) y el sorbitol y los compuestos derivados de la hidroxifenilxantina (estimulan los movimientos peristálticos del intestino y favorecen así el tránsito intestinal).
Investigadores de la Oklahoma State University, en EE.UU han publicado un trabajo experimental donde comprueban el efecto favorable que tienen las ciruelas pasas para prevenir la osteoporosis. Si se se confirma estaremos ante un excelente alimento funcional barato como alternativa a los caros tratamientos farmacológicos de esta enfermedad.
Nosotros las ciruelas claudias las consumimos en fresco y si hay mucha cosecha también elaboramos mermelada.
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