En la huerta, hace más de 15 años que cultivamos fresas al aire libre. Es un cultivo sencillo que nos permite disfrutar en temporada de una fruta madura con un sabor y aroma que no tiene nada que ver con las que normalmente adquirimos en el mercado.
Las fresas
Son unas plantas perennes de la familia de las rosáceas que producen frutos cada año.
Tienen un sistema radicular fasciculado, no muy profundo, con raíces y raicillas. El tallo es una roseta basal con forma cónica de la que surgen:
- Las hojas con peciolo largo y limbo dividido en tres folículos con bordes aserrados.
- Los tallos florales, sin hojas, de los que surgen las flores con cinco o seis pétalos blancos, cinco sépalos, numerosos estambres y un receptáculo carnoso donde se desarrollan los frutos de tipo aquenio.
- Los tallos rastreros o estolones, mediante raíces adventicias darán lugar a nuevas plantas idénticas a las progenitoras.
- Las frutos son las fresas que contienen las semillas y el receptáculo carnoso.
Nuestras fresas
Nosotros cultivamos desde hace muchos años dos tipos de fresas, unas de Aranjuez que adquirió un miembro de la familia en esa localidad madrileña, otras tipo fresón de tamaño mediano que adquirimos en un vivero comercial. Ambas variedades las hemos multiplicado muchas veces y están perfectamente adaptadas a nuestra huerta.
La variedad de Aranjuez florece a finales de primavera y obtenemos una sola cosecha (variedad de días cortos), los fresones nos los vendieron como de “todas las lunas” es una variedad refloreciente o de días largos y desde mediados del mes de mayo hasta que comienzan las heladas florecen y fructifican varias veces.
Reproducción
Para reproducir las fresas lo haremos mediante acodos, aprovechando los estolones enraizados que obtenemos en invierno. Todos los años sustituimos algunas plantas de tres o más años por otras nuevas, este año hemos decidido poner fresas en un emplazamiento distinto de la huerta y os vamos a contar cómo lo hemos hecho.
Al cavar las fresas a finales del invierno obtenemos las plantas nuevas arrancándolas los estolones enraizados con la punta de la azada y cortando el tallo que las une a las planta madre. Separamos las de las dos variedades.
Elegimos un espacio nuevo en un lateral de la huerta, bien soleado, donde cultivamos judías el año pasado.
Cavamos la tierra hasta que quede disgregada y acolchada.
Hacemos unos pequeños surcos nivelados para regar después por inundación.
Cada 15 cm y ayudándonos de un pequeño golpe de azada colocamos las fresas en lo alto del surco, apretamos con las manos la tierra contra la raíz y si es necesario dejamos un pequeño hoyo rodeando los tallos y las regamos.
Las dos variedades las hemos puesto separadas por surcos.
Cuidados
Desde que comienza su desarrollo vegetativo hasta la recolección son muy exigentes en agua, aunque hay que evitar que el terreno esté inundado en invierno. En verano las regamos por inundación cada siete días.
Al estar al aire libre hay que eliminar frecuentemente las malas hierbas. Lo hacemos manualmente.
En otoño y finales del invierno se les cava con la azada para acolchar la tierra, eliminar las malas hierbas y los estolones y si es en necesario reponer o sustituir alguna planta vieja.
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Problemas
Las heladas tardías retrasan la cosecha y en el caso de las de Aranjuez algunos años pueden llegar a malograrla.
Los pájaros y las pequeñas hormigas a veces las devoran.
Curiosidades
Las fresas necesitan acumular determinadas horas de frío en invierno (temperaturas inferiores a 7 °C) para florecer y fructificar después correctamente. A nivel comercial se consigue plantándolas en altura y llevándolas después a producir a otra latitud con temperaturas más cálidas y en cultivos intensivos y controlados buscando la precocidad y la rentabilidad económica lógica de toda explotación profesional.
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